pasos ligeros, ni las sombras ni los truenos
me impidieron seguir soñando.
La vida se me hizo aire, puro y azul.
La muerte se fue lejos, más allá de los siglos.
Y soñé que la vida me invadía toda
y ese sueño se hizo realidad.
Comparto la música dulce y sentida de mi patria con el dúo Tonolec, a saborearlo como el mejor vino.
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