Honrando recuerdos.

Se despidieron los pájaros con un vuelo lento y pesado, melancólico.

Ya no está el dibujo perfectamente trazado en papel vegetal,

ni el sabor a comida de autor, ni las bromas con miradas risueñas.

También faltan las charlas que a todos nos gustaba escuchar, estaban cargadas de consejo queriendo dejar en nosotros el perfume de la vida como la había aprendido a vivir él, apasionado y bueno.

Cuántos detalles y el vacío del comedor de la gran casa donde el sol se instala tras la ventana de la cocina para jugar en las paredes, donde ya no se escriben los nombres de todos, comienzan a borrarse, la vida sigue su carrera loca y esa locura nos deshumaniza. Salgo de esa carrera,quiero sentir la ausencia, a pesar de las heridas, el recuerdo tiene que ser más comprometido y mas profundo para poder decir sí a lo que vendrá.

Pero también estamos nosotros, y el hoy que nos espera para deletrear una vez más la palabra vivir, con entusiasmo y haciendo de cada día y ese sol que entra por la ventana una nueva esperanza, con los que estamos y hoy compartimos lo de hoy, lo simple, el vivir la vida.